Rififí en la ciudad es un thriller, sí, pero varios aspectos de su producción y ciertos elementos narrativos la hacen ser una película radicalmente original en la Historia del Cine español
![]() |
Una película de radical originalidad |
Después de que Orson Welles viese
La muerte silba un blues (Jesús
Franco, 1962), le propuso a su productor español Emiliano Piedra que ese Franco fuese el director de la
segunda unidad de Campanadas a
medianoche (Orson Welles, 1966). Pero Piedra se negaba obstinadamente a
tamaña pretensión porque pensaba que Franco era un director infame, así que
tuvo la ocurrencia de proyectarle a Welles la que, para él, era la peor
película que había dirigido el director español: ni más ni menos que Rififí en la ciudad: la película en la
que la influencia de Welles era más notoria de todas las que había dirigido
hasta el momento.
En principio, Rififí en la ciudad se acoge al modelo
genérico del thriller pero, tanto los
aspectos asociados a su producción (magnífica novela del francés Charles
Exbrayat como punto de partida argumental, coproducción hispano-francesa,
actores de orígenes diversos...), como los elementos narrativos utilizados
(tráfico de drogas, asesinato de un confidente policial, la política como foco
de corrupción, un innombrado país centroamericano…) articulan un film de
radical originalidad en la historia del cine español (no sólo el policíaco).
Asistimos, por lo tanto, al despliegue del repertorio cinéfilo más
desmedido. Las referencias culturales y cinematográficas que sostienen este
relato confieren a la película un espesor y un interés inimaginable en las
producciones comerciales españolas de esos años: Dassin, Melville, Becker, el
jazz y un mix genérico que incluye al
cine musical (¡ay, esos franquianos
números musicales de Nina, la amante del corrupto Leprince!), el western (ese Romero Marchent visto en el
televisor!), o el melodrama (comienza el film con una voz en off femenina que
dice: vuelve a mi lado, no puedo estar sin ti; y, poco
después, un plano notablemente vacío, sin la
presencia de Juan Solano, el confidente en torno al cual todos los personajes
del film se manifiestan enamorados —Nina, que le amó; Pilar, su amante actual y
vengadora; el matón Ribera, su asesino y homosexual latente…—…).
Rififí en la ciudad puede ser leída, sin embargo —o, además— como
una carta de amor y admiración incondicional al cine de Orson Welles. Y no sólo
por las citas concretas que aparecen desperdigadas a lo largo del film sino, y
sobre todo, por el uso de toda la retórica que lleva asociado su cine: las
excesivas angulaciones de la cámara, los picados y contrapicados tan
característicos del cineasta estadounidense, los turbios y expresionistas
juegos de su iluminación, las sombras acuciantes en invasivas, los grandes
angulares distorsionadores, la composición desbordante de sus encuadres, la
angustiosa profundidad de campo…
Toda esta demostración erudita
del conocimiento de los amados códigos expresivos de un cine(asta) admirado —y
admirable— no se plantea en ningún momento, a lo largo de la película, como una
transgresión, ni narrativa, ni iconográfica, respecto a sus modelos. Al contrario:
la permanente referencia al clasicismo como el espacio de los relatos
primordiales, o esenciales, de nuestra cultura de masas, adopta una dimensión
inédita hasta ese momento en nuestra cinematografía: no se trata de hablar de
mito, sino del rito. Ahí reside lo
que hace de este film una rareza, su radical gesto de modernidad.
Andrés Peláez Paz
España-Francia, 1963. Director: Jesús Franco. Guión: Gonzalo Sebastián de Erice, Juan Cobos y Jesús Franco. Fotografía: Godofredo Pacheco. Música: Daniel J. White. Intérpretes: Fernando Fernán-Gómez, Jean Servais, Robert Manuel y Marie Vincent.
Esta crítica de Rififí en la ciudad forma parte del dossier sobre "Cine negro español" que ha elaborado Equipo Prótesis. Dicho dossier fue publicado en papel, dentro de la revista Prótesis nº7, aparecida en primavera de 2012, dedicada a indagar en los orígenes de la novela negra española. Los interesados pueden pedir su ejemplar en la librería madrileña Estudio en Escarlata.